27 January 2017

24 Horas en... Canterbury

Basado en un Reportaje de :  {27/enero/2012}  EZEQUIEL  MOLTÓ

La literaria ciudad inglesa ha preservado la atmósfera medieval de los formidables 'Cuentos de Canterbury'. Tabernas, cafés y librerías albergan a universitarios y fantasmas de leyenda

Canterbury vive su particular revolución urbana. La conexión rápida en tren con Londres, tan solo 50 minutos con el High-Speed (alta velocidad) desde 2009, ha animado el turismo y el comercio. Sus calles son un trasiego de visitantes y sobre todo de jóvenes, gracias a su Universidad, ubicada en un moderno Campus en la periferia con residencias para estudiantes, teatros, cines, bares e incluso una discoteca. La Capital del Condado de Kent, conocida como Jardín de Inglaterra, permite sumergirse en un mundo fantástico de Cuentos y Leyendas. La cuna de Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer, obra clave de la literatura del siglo XIV.

5 January 2017

El Tío Cojones

COPIO  TEXTUALMENTE


REVISTA   Edad  Dorada   [ Diciembre / 2002 ]

José  Sánchez  Sánchez
“El  Tío  Cojones”

Cómo voy a dejar a esta persona que voy a mencionar sin publicar nada suyo en la revista. Su nombre es José Sánchez Sánchez, hijo de Álora. Casado con Doña Leonor Rodríguez López, por desgracia ya falleció.
Nació el día 5 de enero de 1900 y murió el 19 de noviembre de 1967. Era más conocido por “Pepe el Mellao” o “el tío cojones”. Tenía buen temple y era muy buena persona. Le llamábamos el “tío cojones” porque cuando le contábamos alguna cosilla que causaba alguna admiración, él no decía ni está bien, ni está mal; a medida que uno le estaba contando las cosas, él nos contestaba: - “digo, tiene cojones, tiene cojones”.
Quiero recordar el año 1954 el día dos de febrero, cuando cayó la nevada por la noche. Al día siguiente, día tres, amaneció hasta los tejados cubiertos de nieve. Este buen hombre, ese día iba por la calle Nueva acompañado por Francisco Acedo Sánchez, más conocido por Paco Padilla el de la Vega, (Por desgracias falleció el 15 de marzo de 1964 con 38 años. Hoy seríamos consuegros, porque era el padre de la que hoy es mi nuera, y estoy orgulloso de ella, porque es muy educada y muy atenta con nosotros y nos ha dado dos nietos maravillosos; son como a mi me gusta, a lo antiguo) Como venía diciendo, cuando estos señores iban a la altura de la casa nº 16, propiedad de Salvador Reina padre, y dueño de la gasolinera que ya hace mucho tiempo que falleció; el pobre Pepe se resbaló y cayó al suelo cuatro o cinco veces. Él no se alteraba por nada, siempre con la misma temperatura. Cada vez que se caía decía “¡Tiene cojones, digo, tiene cojones!”. Si Paco se reía, más nos reíamos los que estábamos asomados a las puertas, que nos cogió viendo a los niños hacer muñecos de nieve. El motivo de reírnos era porque sabíamos perfectamente que no le estaba pasando nada grave. Era tan grueso el espesor de la nieve, que le quitaba los golpes duros. Parecía que caía en un colchón de lana.
La razón por las que doy estos buenos informes del tío Cojones, es porque los dos estuvimos una temporada trabajando juntos en las huertas de Jerónimo Sánchez Díaz, donde hoy se encuentra la Casa de la Cultura, el edificio de Asuntos Sociales y la Televisión; entonces tuve tiempo para reconocer que era un hombre de paz y sano.
También recuerdo otro incidente que le pasó sobre aquellas fechas de los años 50. Según me comentó mi primo Sebastián, fueron los dos un día de madrugada a segar albejas a una parcela que tenía Jerónimo Sánchez en Gibralmora. La juventud de hoy en día dirán que porqué se iban tan temprano, pues por una razón muy sencilla, las albejas cuando están un poco secas, si se siegan con el calor, las vainas del manojo de la siega se abren solas y se desgranan, entonces el cincuenta por ciento de las semillas se quedarían en la tierra. Ese es el motivo de madrugar, hay que segar con blandura.
Bien vamos al caso. Cuando Pepe y mi primo llegaron al tajo de trabajo, se tuvieron que sentar para esperar las claras del día para empezar a trabajar. En aquellos momentos estaban cerca del camino que conduce a los lagares. Pepe se conocía y tenía confianza con todo el personal del pueblo y todos le apreciábamos y nos gustaba conversar con él. Él siempre que se encontraba en un trabajo y pasábamos algunos conocidos tenía por costumbre de decir: “¿A dónde van ellos?”. Estando parados como hemos dicho ve a dos personas de ir por el camino, pero como todavía había oscuridad, no pudo apreciar quienes eran. Confiaba que fuesen algunos conocidos y ni corto ni perezoso lanzó su frase: “¿Dónde van ellos?” La contestación que le dio la guardia civil fue: - Suba usted para arriba -. Pepe les contestó como a todo el mundo: Digo, tiene cojones -. Entonces mi primo pensando que podía pasar algo desagradable cogió y le acompañó. Tuvo buen acierto, porque la cosa se le puso un poco dura cuando el guardia que iba encargado de la pareja comenzó a pedirles explicaciones: - “Eso de que tiene cojones… ¿Qué es lo que quiere decir?” - Y cada vez más furioso. El guardia creo que le amagó para pegarle, entonces mi primo cuando vio la cosa tan grave, tuvo que mediar, diciéndole a la pareja que lo perdonara y que era un hombre de buena voluntad, y que su vocabulario era ese y lo ejercía con todo el mundo.
La pareja recapacitó, reconocieron en él a un buen hombre noble y sencillo, y para ellos hubiese sido un pecado ponerle la mano encima a una persona que era humilde, trabajador y honrado.
A mí me lo contó mi primo Sebastián Escudero Hidalgo, que lleva siete años inválido e inconsciente, sin poder volver en sí.

Juan Escudero Montero.

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Pizarra,  3  de  febrero  de  1954

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Albejas  =  Chícharos  =  Guisantes

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El  "Tío  Cojones" . . .  mi  Abuelo ♥